Esclerosis múltiple: la importancia de una vida activa *

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad caracterizada por daños en las neuronas del sistema nervioso central, causando diversos síntomas sensoriomotores, cognitivos y emocionales como fatiga, espasticidad, dolor, limitaciones en la movilidad, déficits de memoria y depresión. La EM tiene un impacto negativo en la calidad de vida relacionada con la salud y lleva a un declive general en el funcionamiento, la participación y la productividad laboral.

Las estrategias de tratamiento incluyen medidas farmacológicas y no farmacológicas, siendo estas últimas cada vez más importantes. Lo que la persona hace en su día a día, el nivel de estimulación en que se involucra, su entorno psicosocial y la calidad de su tiempo libre tiene un impacto en su salud, su bienestar y el control de la enfermedad. Conceptos relevantes como la hipótesis «úsalo o piérdelo» (use it or lose it), la reserva cognitiva y la neuroplasticidad, juegan un papel importante. La hipótesis «úsalo o piérdelo», comúnmente aplicada en el envejecimiento, considera que la participación activa en actividades intelectuales, sociales y motoras tiene un efecto protector contra el declive de varios sistemas y capacidades. La reserva cognitiva se refiere a la capacidad del cerebro para responder y adaptarse a las lesiones que sufre, minimizando la manifestación de síntomas clínicos asociados a procesos neurodegenerativos. La neuroplasticidad es un mecanismo biológico que concierne la capacidad del cerebro para alterarse funcional y estructuralmente en respuesta a eventos externos (por ejemplo, entrenamiento físico o cognitivo) o internos (por ejemplo, lesiones cerebrales). Un cerebro que enfrenta desafíos (úsalo o piérdelo) ajusta su estructura y función (neuroplasticidad) y se hace más capaz de movilizar recursos para enfrentar adversidades (reserva cognitiva).

La importancia de estos conceptos en la gestión de la EM ha ganado terreno considerable en los últimos años, y la investigación científica ha sido un impulso en este sentido. Hay evidencia de que el nivel de reserva cognitiva tiene un efecto mediador en la relación entre los marcadores biológicos de la EM (por ejemplo, lesiones cerebrales y atrofia cerebral) y el nivel de afectación de la capacidad cognitiva como la fluidez verbal y la flexibilidad cognitiva. En personas con mayor reserva cognitiva, el declive en algunas áreas del funcionamiento cognitivo solo se manifiesta en etapas más avanzadas de la enfermedad (caracterizadas por mayores daños neurológicos). Una mayor reserva cognitiva, funcional y afectiva y una mayor capacidad de resiliencia dependen en gran medida de las elecciones de cada persona en su día a día. La vida social, las características de la vida laboral, los nuevos aprendizajes, la práctica regular de ejercicio y la meditación son ejemplos de factores modificables que contribuyen al éxito en el abordaje individual de la enfermedad. Por ello, es prometedor el diseño de programas de intervención con características multimodales que fomenten el desarrollo de diversas dimensiones del funcionamiento global de la persona. Estos programas pueden incluir actividades físicas enfocadas en la aptitud física funcional (por ejemplo, actividades aeróbicas, de fuerza y equilibrio), así como entrenamiento cognitivo (por ejemplo, en tareas dobles) y actividades mente-cuerpo (e.g., ejercicios de relajación y respiración) que contribuyen al desarrollo de la conciencia corporal y la autorregulación emocional.

En resumen, la manera en que se vive con EM influye significativamente en el control de la enfermedad y la calidad de vida. No es solo lo que sucede a cada persona lo que determina el rumbo de su vida, sino también cómo cada uno enfrenta lo que le sucede; en el caso de la EM, como en otras enfermedades neurodegenerativas, es esencial adoptar un estilo de vida activo en términos físicos, cognitivos y sociales.


*Texto publicado originalmente en portugués aquí: https://lifestyle.sapo.pt/saude/saude-e-medicina/artigos/esclerose-multipla-a-importancia-de-uma-vida-ativa